viernes, 2 de diciembre de 2011

Fue bonito mientras duro (Cartas desde la gripe, que diría la santa)




En este punto interesante de mi dilatada vida he aprendió varias cosas. Una: sin alguien que tiene la capacidad de hacer que algo suceda o no suceda, dice a través de los medios que no va a suceder, tengamos la certeza de que va a suceder.
-          No vamos a privatizar la sanidad pública.
-          No vamos a privatizar la educación.
-          El euro no va a desaparecer.
-          Vamos a luchar contra la corrupción.
Acabaron los tiempos de bonanza, de vivir por encima de nuestras posibilidades, de tener derechos (y obligaciones).
Y empieza el tiempo de los superhéroes. Empieza el tiempo en que todos y cada uno de nosotros nos convirtamos en justicieros, en el hombre insectopalo, la mujer  incrédula… y salgamos por las noches a hacer justicia. Esa que no se hace cuando se tolera que cuatro bandarras se repartan el dinero de las Cajas, que una babaya tenga 12 cargos y cobre por los doce pero la culpa de la ruina de un ayuntamiento sea de los de antes. De esa justicia que no hace nada contra los de antes que arruinan un ayuntamiento, de la que aun deja que la germana nos amenace y nos lea el futuro. De esa justicia que permite al gabacho decir cómo han de vivir “los demás” mientras él sigue viviendo como antes.
Es el tiempo de los justicieros anónimos.
Es el tiempo de salir a las calles.
Ah que…aun no?

Por cierto… ya habíais tirado todas las pesetas?. Que putada ¡!!

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