domingo, 7 de febrero de 2010

Café con chapas


21 gramos es lo que dicen que pesa el alma, aunque en este caso es la cantidad de alcohol en sangre, calculado así a primera vista, de todos y cada uno de los 5 paisanos que habían detrás de la puerta. Uno es consecuente con sus obligaciones, y una de ellas es responder a la llamada de un cliente a las 6 horas 5 minutos de la madrugada para decirte que “esto es un infierno”. Te levantas, te vistes y subes saboreando ese primer cigarro que abre los pulmones un nuevo día a los caminos del cáncer. Llegas a la puerta de bungalow relajado, tocas con los nudillos y tras el cristal te aparece algo similar a un ser humano, en gallumbos. Abre la puerta, le dices. Y el responde “tu quien eres”. Como explicarle a esas horas y tratando de mantener la calma quien eres? El guarda, dices lacónico. “el guarda de que?”. Es en ese momento cuando notas como la sangre, dormidina hasta entonces, circulando pausada aun, empieza a brotar rápida hacia la cabeza. Notas como corre por las venas y tratas de seguir siendo correcto. No me han sacado de la cama para que me vaciles. Abre la puerta tu o la abro yo. Esa respuesta contundente, con aires de “aunque voy solo ojito conmigo” es la que sin mas remedio has de adoptar cuando te enfrentas en solitario a 5 paisanos borrachos, puestos, fuera de control e incapaces de cualquier razonamiento. Siguiendo el guion establecido no sabemos por quien o que mecanismos, es justo entonces cuando aparece el individuo de la manada que mejor esta. Ese solo lleva 19 gramos de alcohol en sangre. Abre la puerta y te dice que no pasa nada, que ya controla el y que no va a salir nadie del bungalow. Que el mismo va a atrancar la puerta. Bien, muy bien. Pero sabes? No me sirve de nada que no salgáis si la montáis ahí dentro. A la primera voz tendré que llamar a la policía. Puede usted marchar tranquilo. Y tu le haces caso. Marchas tranquilo mientras escuchas tras de ti como se tiran las sillas unos contra otros. Y entonces la rutina de siempre. Hola, os llamo del camping. Me mandáis una patrulla por favor.
Una patrulla? Dos coches con sirenas, 4 tíos como armarios y tu piensas: no era para tanto. Suben, identifican y bla, bla, bla. Todo tranquilo. Las 6 horas 45 minutos de la madrugada. Ya que habéis venido, un café? Y ahí estas tus de madrugada haciendo café en el restaurante para 4 “chapas” y charlando sobre la vida nocturna en Gijón y sus consecuencias.
Hace un amanecer de vicio. Debería madrugar con mas frecuencia.

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