Tener dos tarjetas de teléfono móvil (que estoy esperando que el mio lo sea alguna vez y venga el solito cuando me lo dejo en casa), y un solo aparato, resulta a veces incomodo. Paso de ir con dos móviles encima, y por eso siempre llevo el del trabajo, y como se me cayo el personal, pues ando teniendo que cambiar de tarjeta. Por cierto, gracias a esa caída descubrí algo interesante, muy interesante. Los bolsillos por donde de verdad tienen fin, es por dentro.
Pues a lo que iba. En uno de esos cambios empiezo a recibir mensajes. Publicidad todos ellos, no penséis que era nada de interés. Pero, entre todos leo uno que decía: “Te he fallado. Salí el sábado y me pusieron algo en la bebida. Me tuvieron que ingresar aunque ya estoy en casa”. Remitía un numero, lo que significaba que no era nadie de mi agenda. La verdad, pase de intentar averiguar de quien se trataba. Lo mas probable es que hubiera sido un error al escribir el numero, situación que de fijo daría para un relato corto, pero ahora no estoy centrao.
Ayer de pronto, entre raya y raya, me llego la luz. Ostias!!!! el mensaje era de A., dijeme.
A es alguien que debía haber estado el lunes 13 de Abril tirado en la piscina como un loco rejunteando y chupando rayas ( me refería a esas rayas...mal pensados), pero que no apareció. Y se me deja caer a los 15 días con semejante banalidad. Estuve por responder al mensaje:
“que te pusieron..ron o ginebra”
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