viernes, 15 de mayo de 2009

Tao... la decisión.

Cuando un día alguien decidió copiar el funcionamiento del cerebro humano en un microprocesador, pudo haber tenido el detalle de cambiar el switch que anula la velocidad de procesamiento del cerebro de los humanos.
Deberíamos estar dotados de esa capacidad. Poder procesar con rapidez y eficacia los datos necesarios para la toma de decisiones, que si bien no fueran siempre acertadas, si basadas en un análisis exacto, rápido y preciso de todos los condicionantes.
Cuando me regalaron a Tao me deje llevar por el componente emocional que tenia aquel gesto y no pensé en nada mas. Y a lo largo de 4 años todo ha sido perfecto. Durante el otoño, el invierno y la primavera, Tao era el dueño y señor del camping. Se conocía cada rincón, cada cubo de basura a los que me iba obligado a sujetar al suelo. Sabia cuando había niños y por las mañanas acompañaba siempre al equipo de limpieza, sabedor de que en cada bungalow de los niños aparecería un bocata que alguno de ellos había despreciado. Eso si, cuando alguien la caía mal, era inflexible. Y que cosas, siempre coincidíamos los demás en sus gustos. Tenia buen ojo para detectar gentes ingratas. Pero... las cosas han ido cambiando. La actividad del camping ha ido a mas y llego el momento en que había que optar. Una vida encerrado, limitado a tres paseos al día, no siempre lo largos que el hubiera deseado, o buscarle un sitio mejor.

Desde hoy vive en Brañes, rodeado de caballos, libre y cerca de Cano a quien conoce de tiempo y tiene cariño porque es el “guardián del restaurante”.
Y ahora voy a dejar de escribir porque hacerlo con los dedos cruzados es incomodisimo.



Nota del autor.- Cruce los dedos en el momento en que salí de Brañes rogando a los dioses de la filosofía que Tao no llegara al camping antes que yo.

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