Que dos jovencitas atractivas se presentaran delante de la mesa de un funcionario aburrido era todo un lujo.
-Que gusto da ver alguna vez un par de neñas guapas por aquí. Que queréis?
-Una partida de nacimiento.
-Tu de quien eres niñina?
-Yo soy hija del que tu mataste debajo del fregadero.
Si algo jodía y mucho a los cuerpos de represión era no encontrar a un paisano. Sabían que estaba allí, cerca de ellos, pero no lograban dar con el. Un día, en uno de los muchos registros, sacaron a toda la familia a la calle mientras buscaban, una vez mas, por la casa. Aquel tipo vestido de falangista, reparo en la niña mientras jugaba detrás de la casa.
Hola cielo, que haces aquí? No estas con tu mama y todos allí fuera. Sabes que estamos buscando a tu papa? Y sabes porque? Mira... nos han traído esta linterna que el compro para ti.
La niña abrió sus enormes ojos que brillaron mas que la luz de aquella linterna. Un objeto rozando la magia.
-Pero yo no puedo dártela, porque es un regalo de tu papa. Y tu sabes donde esta verdad? Tienes que decírmelo para que le de la linterna y el te la regale.
La niña, sin dejar de mirar la linterna metió al falangista por detrás de la casa hasta la cocina, y con su dedito señalo debajo del fregadero.
Hoy, después de muchos años, aun no soporta el ruido de los voladores cuando estallan. El sonido de la ráfaga agujereando la puerta falsa del fregadero atronaba en su cabeza a lo largo de los años.
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pésima calidad literaria
ResponderEliminarSi, es verdad. Pero no quise dar nombres. Igual que tu ;)
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