Si aquellos, sean padres, educadores, responsables, tutelares... responsables de un niño, fueran incapaces de hacer que este disfrute su infancia hasta el punto en que salga de ella repleto de olores que recordar, caricias que revivir, momentos para contar en la barra de un bar cuando tenga 60 años. Si no son capaces de lograr que cuando pase cerca de una higuera recuerde con una sensación dulce en la piel, la sombra fresca de la higuera y el sabor de sus frutos. Si no son capaces de conseguir que una puesta de sol le haga sentir el abrazo de una madre, que el maullido de un gato no le devuelva a una mañana de tazón de leche con migas de pan. Si no son capaces de eso, habrán entregado a ese niño un regalo chungo, muy chungo: Su primer agujero.
Continuara?
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