viernes, 26 de noviembre de 2010

Verona... comer en Piazza Erbe

Antes de nada comentaros que este es justo el tiempo de comprar vaqueros, pantalones claro, no señores a caballo del oeste. Y lo digo porque esta mañana una tertuliana de la Ser los ha devaluado, los ha convertido en una prenda que ya jamas usaran los pijos ni gentes de bien. Y es que dijo que para responder a González Pons y sus paridas no debería hacerlo el Presidente (Zapatero...aun), que en todo caso podría hacerlo Felipe González que va a los mitines en vaqueros. Ya sabeis... para tratar con gentes de baja calidad, chusma y esas cosas, es mejor ir en vaqueros. Como diría el niño catódico dando un puñetazo en la mesa: !! MIERDA DE POLITICOS, COMENTARISTAS Y DEMAS ESPECIMENES!!!
Pero... que hago? Yo que trato de conseguir que no penséis en los mercados y me estoy dejando llevar por estos pensamientos obscenos. Vayamos a lo importante que en este caso es Verona. Que son dos días y hay que aprovecharlos.

Una vez vista la Chiesa San Fermo, tomando la Via Leone nos dirigimos a la casa de Giulietta. En Puerta Leone encontramos un rincón para fotografiar, con ambiente mezcla de bohemio y pijo y punk y fascista... pero agradable.





Y si de la tumba de Giulietta dije que era un timo, lo dije y lo mantengo, de la casa de la susodicha diré que me gusto. Allí se respira a romanticismo, amor, pasión... y negocio. Es el sitio ideal para montar una ferretería.



Terminado el recorrido, después de asomarnos al balcón y ver algunos frescos en las paredes, estoy en condiciones de afirmar que la tal Giulietta era un pendón. Si, si. Nada de mística y esas cosas, dijera lo que dijera Shakespeare. El pobre Romeo fue incapaz de resistir a una nena que se asomaba de esta guisa al balcón.

Se enfrento con todo lo enfrentable después de ver como la nena lo recibía siempre que podían escapar a algún rincón intimo.

Ni se os ocurra iros de Verona sin pasear por la Piazza Erbe. ya se que no, es casi inevitable, pero quería avisaros. No se si es el centro, el corazón o el alma de Verona, pero es encantadora. Sus puestos con mascaras, chinas y autóctonas, sus palomas, descaradas ellas, las casas y todo en la plaza la convierten en un sitio ideal para...comer? Pues si, porque a todo esto ya son las 14 horas y pico y aunque las "osterias" de por allí tengan un toque pijo y carero, no lo son. Y podéis creerme, cuando viajamos no es que lo hagamos bajo mínimos, pero no vamos dispendiando a lo loco.
Y con el sabor de Piazza Erbe, como es costumbre, os dejo el plano con el itinerario descrito. Hasta dentro de poco.

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