miércoles, 24 de noviembre de 2010

Verona... para que dejeis de pensar

La historia de la humanidad esta plagada de distracciones. Cada vez que a nosotros nos daba por pensar, Ellos ponían en marcha una distracción. Que si Cain va y mata a su hermano, que si la culpa de todo es de los judíos, que si aydiosmioquepandemiadegripeA...
Pues para que ahora que os esta dando por tratar de averiguar quienes son “los mercados”, y porque sé que no vais a conseguir nada, voy a lograr que dejéis de pensar en esos entes abstractos que andan jodiéndonos día a día al grito de “viva el S.XIX (19 para los que no sepais latin). Y lo voy a conseguir describiendo con todo lujo de detalle dos días en Verona. Os aseguro que si repetís el viaje al pie de la letra, cuando marchéis lo haréis con ganas de volver a pasear por la Piazza Erbe, pero con la sensación de haber conocido Verona.

15 de Noviembre del 2010. 16:35 horas. Salida vuelo Madrid-Verona. T-1 de Barajas

Con la pertinente biodramina, y cámara preparada... iniciamos viaje rumbo a Verona. Debo decir que el viaje ha estado llenito de anécdotas. Un consejo para que no tengáis sorpresas en los aeropuertos vigilados con perros. Si convivís con animales y por una de esas extrañas coincidencias de la vida, una de vuestras perras esta con el celo, evitar por todos los medios que se acerque a la maleta con la que pensáis viajar.

A eso de la 19 horas logramos al fin salir del aeropuerto tras varios “prego...prego” de los carabinieri. En la terminal pillaremos un bus que nos lleva por 5 € a la estación Ponte Novo. Allí mismo compraremos un plano guía de la ciudad y a caminar. En nuestro caso, el hotel estaba en el centro, cerca de La Arena. Creo que en la imagen tenéis muy clarito el itinerario. Serian las 20 horas cuando iniciamos camino al hotel. Llovía y a esa hora las luces de la ciudad ya daban ese encanto de la nocturnidad, aumentado por la lluvia y el reflejo de las luces en las calles. No olvidéis la regla de oro para usar un plano. Ponerlo siempre en la posición correcta.

A pesar del cansancio, téngase en cuenta que habíamos salido de Gijón a las 9 horas, no teníamos prisa por llegar al hotel. Se estaba bien paseando por la ciudad. Y así, sin prisas, llegamos al hotel Arena, situado como dije casi en el corazón de la ciudad. Sinceramente, un hotel de 1 estrella es la mejor manera de conocer la idiosincrasia de un pueblo. Al fin, en los de 5 estrellas todo esta “globalizado” y se comportan igual en Verona que en NY. El recepcionista era un guaje al que entre otras cosas, tuve que enseñar a pasar una tarjeta por el TPV. Pero su gran característica era su... machismo llevado a las ultimas consecuencias. Me explico. La reserva estaba a nombre de mi compañera de viaje que es quien se encarga de todo. Yo ya estoy mayorin para esas cosas. Pues bien, a pesar de eso, el guaje insistió:”la camera deve essere nel nome del cavalieri”. Perdona, como
veras, la reserva esta a nombre de ella. Ni la miro..me alargo la ficha sin ninguna intención de acceder a tamaña osadía. UNA RESERVA A NOMBRE DE UNA MUJER !!!!
No necesito describir la cara de mi compañera, ni los esfuerzos míos para no romper a reír.
Superado el trance machista, una ducha y a cenar en Verona. Camino del hotel habíamos olido rico y fuimos en busca de aquel olor. Era un Kebab y nos dijimos...porque no? Excelente. Una espumosa cerveza, y un plato exquisito.


Ahora si estábamos cansados, aun llovía y queríamos madrugar al día siguiente. O sea...a dormir que mañana sera otro día. Y Verona promete... mirar si no

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